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LOS DULCES VERANOS DEL JOVEN CONDE DE CEBALLOS

Poesía

¿PARA QUÉ ESCRIBIR?

Oda al pajarillo... 

Para que se derogue la pena

Para que fenezca el dolor

Para que se ahogue la fatídica verdad

Para que vuelva a crecer la belleza                                                     

Sobre los ojos abatidos

Para que tu belleza se alce para siempre sobre la memoria

Para no olvidarte simplemente en el pasado

Para no jugar a ser Dios con la mentira

Para no filtrar el descaro tras la vanidad

Para suplicar perdón por el deliro

Para rogar clemencia e inclinarse ante la noche

Para que la vergüenza no vuelva a vestirse de fiesta

Para que el vellocino sea resguardado del óxido y la envidia

Para que en la distancia puedas sentir la respiración peregrina

Para que en Oriente el sol encuentre pronto la mañana

Para que los pecados huyan despavoridos ante el Ángel

Para que los niños puedan volver a las plazas                                                                      Y, rellenos de agitadora felicidad, persigan a  los pájaros

Para que los pájaros logren huir del atisbo juvenil

Para que los nidos y polluelos sobrevivan al gélido desamor

Para que la libertad gobierne sobre todas las decisiones

Para que todas las decisiones sean libres

Para que no vuelvas a dudar nunca más de la desdicha ajena

Para que el vaso de agua rebose y se deleite en grandeza

Para que no se murmure más sobre la demencia

Para que la demencia sea digna de gratitud

Para que en las tormentas más cruentas los barcos no naufraguen                                                                                                     

Y para que los náufragos encuentren pronto las costas del más allá

Para que el color azul de la sangre real no se tiña de rojo

Para que los hombres retornen al mundo de los hombres

Para que las flores no se afecten con los vientos fúnebres

Para que en las músicas celestiales esté tu nombre                                                                             Y para que tu nombre no se borre nunca de las arenas del desierto, ni de los árboles heridos, ni de los cuadernos aporreados, ni de los labios nunca besados, ni de los arco iris nocturnos y agazapados, ni de los horarios indistintos, ni de las bocas dudosas y falaces… Para que tu nombre se enmarque eternamente sobre el dintel blanquecino del muy níveo firmamento, y para que los poetas nazcan y mueran en él, y los nidos de los plumíferos más livianos sirvan de perenne hogar a muchas generaciones de alados…  

IMAGEN OPERÍSTICA

Y tu cólera en mi pecho,

Mi delirio hizo pensamiento

El libre arcángel, antes efigie coronada,

Rogó al cielo muerte bella. 

Rompiendo en llanto cada noche

De pesar hizo mi inconstancia

Del seño eterno la añoranza

Virginal grito de dolor. 

Nuestra aplacada memoria

En voz perdida de ultratumba

Como dura sombra ya amargada

Placer e hidalguía para siempre. 

E rotos trinos de una alondra

Secos sueños de un tenor

En la plaza limpia del cantor

Fui yo hombre malgastado. 

Ruegos, pobreza y odio

Tiempo en que horror es mi lecho

No llega el día de la dicha

Pretendido a la tragedia estoy.  

(Del poemario inédito, Moralejas del rey)

PALACIO CONDAL CON VISTAS AL MAR

¡Vivan los libres que han hecho justicia

Porque a ellos el mundo ingirió! 

Desde la ventana, ajustado el pecho sobre el vacío

Y el pulmón sobre la catana, cual rígido parricida,

Suspiraba el poeta agobiado en el terrorífico hades,

Con sus sueños acabados, destruidos, ya perdidos. 

¡Vivan los libres que han hecho justicia

Porque a ellos el mundo ingirió! 

De fucsia se visten todos los días,

De sangre las noches, de odio las tardes…

Y como una canción fúnebre suenan los saludos 

Que las bocas de los ingratos se cierren eternamente

Y que los campos con sus cuerpos inertes florezcan

Que fallezcan uno y cada uno de los dechados insurrectos

Y que su prole sufra también las consecuencias. 

¡Vivan los libres que han hecho justicia

Porque a ellos el mundo ingirió! 

ESPEJITO, ESPEJITO

Hoy en el tren alguien habló de Jorge, de Jorge Piedrahíta.

Todos callaron, y entonces, un  individuo habló sobre mis poemas

e hizo tremendas afirmaciones sobre las escandalosas frases que profieren todos mis versos.  

Me sentí como un borracho, como un ingrato padre que siempre

vuelve a casa ebrio y da lo peor de sí a sus pequeños e inocentes hijos.  

Pero reflexioné, “¡éste no es mi caso!”, dije al fin,  

mis palabras no son inocentes, y de todo lo que se les acuse es verdad,

son culpables hasta de aquello que sólo insinúan o que ni siquiera han dicho.  

Sí, son escandalosas mis frases, ¿y qué?

Mi vida es libertina, hago lo que se me antoja y mi arte rinde culto a la maniobra,

me gusta convertir el circo de la vida en mi prostíbulo,

me gusta acariciar el vicio con mi sombra.

Soy culpable también de todo:

¡soy un culpable muy feliz,                        

que de ningún verso se arrepiente! 

Madrid, abril de 2003

 (Del poemario inédito Rougeole)

IGUANAS

Nunca pensé que podrían llover iguanas

Nunca imaginé verlas atolondradas en el suelo,

por la caída,pero sucedió.

Vi a las iguanas inundando mi patio

Estaban muy contentas cuando se les hubo pasado el mareo,

me miraban con sus ojitos apagados

Dando grititos de emoción.

Yo encendí antorchas y bailé a su alrededor

Feliz porque siempre había soñado

Con ser el amo de una manada de iguanas

Iguanas azuladas,iguanas verdosas,

Iguanas casi incoloras o grisáceas

Iguanas con rostros de niños y de viejas

Iguanas con aristas puntiagudas. 

Chispitas de colores y fuegos artificiales

Para saludar a mis iguanas,hijas adoptivas

Para menguar mi hastío

Enfermeras que cuidarán de mí,

Perpetuas y sensatas novias

enemigas de mi angustia.

(Del poemario inédito Adversos)

LA NOITE

¿Dónde estaré cuando sea viejo, qué estaré haciendo...?

-Me pregunto eso cada noche-,

Y la habitación muda permanece 

¿Qué voy a escribir cuando las manos se me tuerzan ante el agua?

¿Qué voy a hacer cuando ya no pueda ni enamorarme? 

¿Qué va ser de mí cuando ya esté viejo y no tenga, al menos,

El consuelo de morirme... 

Qué voy a hacer yo cuando ya lo haya dicho todo

Cuando la poesía me abandone por completo?

(Del poemario inédito Adversos)

EL PASEO EN LIÉTOR

Yo besé tus labios, los besé, muchas veces

Todavía puedo acordarme de su sabor

Recuerdo que te quitaba las gafas

Antes de besarte

Para ver en tus ojos verdes

El efecto de mis besos. 

También recuerdo que,

Algunas veces,

te besaba las cejas

Recorría tus párpados

Con mis labios, temblorosos... 

Yo te besé muchas veces

Aún me acuerdo de aquello

Pero también me acuerdo,

Que un día me dejaste

Tembloroso y enamorado

Con mis besos, acumulados.

(Del poemario inédito Adversos)

HABÍAMOS PEDIDO

Habíamos pedido licor y se nos trajo vino...

Habíamos pedido mujeres y se nos dieron trapos

Habíamos pedido riquezas y tuvimos

que conformarnos con trabajos rutinarios y sucios,

Habíamos pedido amor y en cambio recibimos cientos de culpas.

Habíamos pedido tantas cosas y, a pesar de ello,

se nos dieron demasiadas.

Nos equivocamos al pedir,

Hubiese sido más sabio no pedir nada,

Para recibir poco y bueno.

(Del poemario inédito Adversos)