¿PARA QUÉ ESCRIBIR?
Oda al pajarillo...
Para que se derogue la pena
Para que fenezca el dolor
Para que se ahogue la fatídica verdad
Para que vuelva a crecer la belleza
Sobre los ojos abatidos
Para que tu belleza se alce para siempre sobre la memoria
Para no olvidarte simplemente en el pasado
Para no jugar a ser Dios con la mentira
Para no filtrar el descaro tras la vanidad
Para suplicar perdón por el deliro
Para rogar clemencia e inclinarse ante la noche
Para que la vergüenza no vuelva a vestirse de fiesta
Para que el vellocino sea resguardado del óxido y la envidia
Para que en la distancia puedas sentir la respiración peregrina
Para que en Oriente el sol encuentre pronto la mañana
Para que los pecados huyan despavoridos ante el Ángel
Para que los niños puedan volver a las plazas Y, rellenos de agitadora felicidad, persigan a los pájaros
Para que los pájaros logren huir del atisbo juvenil
Para que los nidos y polluelos sobrevivan al gélido desamor
Para que la libertad gobierne sobre todas las decisiones
Para que todas las decisiones sean libres
Para que no vuelvas a dudar nunca más de la desdicha ajena
Para que el vaso de agua rebose y se deleite en grandeza
Para que no se murmure más sobre la demencia
Para que la demencia sea digna de gratitud
Para que en las tormentas más cruentas los barcos no naufraguen
Y para que los náufragos encuentren pronto las costas del más allá
Para que el color azul de la sangre real no se tiña de rojo
Para que los hombres retornen al mundo de los hombres
Para que las flores no se afecten con los vientos fúnebres
Para que en las músicas celestiales esté tu nombre Y para que tu nombre no se borre nunca de las arenas del desierto, ni de los árboles heridos, ni de los cuadernos aporreados, ni de los labios nunca besados, ni de los arco iris nocturnos y agazapados, ni de los horarios indistintos, ni de las bocas dudosas y falaces… Para que tu nombre se enmarque eternamente sobre el dintel blanquecino del muy níveo firmamento, y para que los poetas nazcan y mueran en él, y los nidos de los plumíferos más livianos sirvan de perenne hogar a muchas generaciones de alados…
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Alan -