ENTREVISTA (Ataúd para dos)
Fija en tu memoria, ingrato gemelo,
aquellas noches extenuantes
en las que tantos cuerpos no lograron satisfacer
el ardor brutal que te consumía.
Recuerda siempre que sucumbí a todos tus deseos,
que incluso llegué a obligarme a padecer innombrables humillaciones,
¡todo por aliviar tu pena!,
para ahogar esa culpa que te persigue,
ese temor a la infame vejez.
No olvides nunca que los excesos pueden consumirte,
aún más que el remordimiento.
Ten cuidado, poeta,
tu propia inspiración puede ser,
incluso, el infierno.
Guadalajara, Febrero 21 de 2003
(Del poemario inédito Obscena lucidez de un inútil)
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