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LOS DULCES VERANOS DEL JOVEN CONDE DE CEBALLOS

Artículos prensa

EN LA SEDIENTA MANCHA

En la sedienta Mancha, en la que todos sueñan desquijotadamente con la utopía del urbanismo, y las solariegas casas de pueblos y vecindades se ven arrojadas a la ruina por una sistemática reutilización del suelo. En la sedienta Mancha, en la que los vecinos se jactan de poderoso brío terruñista y se mira con desdén a ese norte siempre europeo, como si reivindicar el pueblo fuera consigna de sabios y no de primitivos caverneros. En la sedienta Mancha, donde los toros ensangrentados expiran diariamente bajo las crueles espadas de hombres ataviados de brillantes lentejuelas y bajo la mirada atenta de una prole ensimismada por el circo. En la sedienta Mancha que temía arrancar sus hojas de vino, amenazada siempre por un abandono más que desnaturalizado. En esta lejana Mancha famosa en el mundo por sus molinos hoy casi desaparecidos y por sus epopeyas, hoy meras historias y leyendas viejas. En esta Mancha sin mar o con mar sediento, enfebrecida por la constante sed y por la sal seca del desértico polvo, enlagunada en sí misma por pretensiones más solemnes. Esta Mancha enmohecida por el caluroso viento, entorpecida por años de propio destierro, también enmudecida, sorda y huérfana. En esta sedienta Mancha donde los poetas mueren por la dureza de un pálpito distante y los juglares triunfan llenando páginas enteras de su alocada concepción de la poética (bárbara miopía). En esta Mancha perversa de formas e inusitadas letras donde el más fiero teme por su soledad, y en la que castillos otrora gruesas fortalezas, lentamente se derrumban como los más juveniles sueños de los precoces ruiseñores, o de los pimpollos hermosísimos. ¿Qué esperanza alberga el corazón marchito en estas cieguísimas tierras donde fútbol, toros, vírgenes enyesadas y turbios vates exáforan sus gargantas hasta hincharnos de sordera? ¿Cómo puede conjurarse aquí la dignidad del hombre sin menoscabar el siempre beneficioso aislamiento del artista dedicado? ¿Son estás -las de hoy-, Quijote, tus verdaderas tierras? ¿O yaciste en ellas sólo de manera transitoria, y como los grandes emigrantes fuiste lejos antes de consumirte en su sed siempre tan exigente? Mientras te bebo, oh elixir de la Libertad, mientras saboreo tu bouquet de aromática independencia y me veo volando hacia esos lares distantes y pluviosos con los pies todavía aquí enterrados en la arena, también pienso en la vocación de tuareg, de hombre a caballo, o de dama perdida que se deja agonizar por el delirio de oblicua necedad. ¿Qué es de los hombres malvados y sin corazón que sacrifican a su ego y diversión a los seres más indefensos? ¿Qué es de nosotros, los que a sí mismos nos llamamos poetas, y sin embargo vivimos comúnmente, sin meditar con tenacidad sobre la torpeza de los actos más sencillos, y la cercanía de la vejez, que por ende lo impide todo? ¡Oh dioses y ninfas, no permitáis nuestro aburrimiento o desidia; dejamos en vuestras manos el castigo, el consuelo que jamás ha de invadirnos, y la muerte en mejores condiciones que la de los pobrecillos toros! Mar adentro, mar adentro, en la mancha mueres sediento, Mar adentro, mar adentro, ¿el hielo secará nuestros huesos…?

LA ROSA DULCE Y CERCANA

Entre la lluvia de invitaciones que he recibido en estas atareadas fechas navideñas y los compromisos de índole profesional y personal, recibí, este fin de semana pasado, una bastante agradable, a la que no pude negarme –como sí he hecho con muchas otras-; primero por sentirme muy halagado, segundo por tratarse de mi amigo personal el poeta José Manuel Martínez Sánchez y tercero porque me cuesta negar una invitación referente a la poesía. Problemas personales y de salud me impiden cumplir con todas las obligaciones que como escritor y amigo me reclaman por ahora, pero para esta en particular he hecho un esfuerzo sobrehumano y he asistido. En fin, que puestos a eliminar compromisos sociales yo prefiero renunciar a esas agobiantes cenas de Navidad o a las agotadoras jornadas con el cuerpo diplomático americano. El sábado me desplacé hasta Murcia para asistir a la tertulia y presentación de la revista digital La rosa profunda. Esta publicación digital nació hace unos dos años. Sus creadores son dos estudiantes de segundo de Filología Hispánica: Antonio Luis Bastida García y el poeta albaceteño José Manuel Martínez Sánchez. El consejo de redacción está integrado por Isabel Arenas y Juan Manuel Sánchez Meroño. El poeta albaceteño y codirector valora de “inestimable” la colaboración de Carlos Jesús Escolano García, que se ha ocupado de la sección de artes plásticas, realizando una serie de comentarios de gran calidad teórica a las pinturas de Antonio Martínez Mengual, Alberto Sevilla y Eloísa García, y a las fotografías de Rogério Oliveria. La revista cuenta con un comité asesor, formado por profesores de la facultad (Francisco Vicente Gómez, Abraham Esteve Serrano, Vicente Cervera y nuestro Decano, Don José María Jiménez Cano). Y cuenta con un comité de honor compuesto por los escritores Fernando Arrabal, Lucía Etxebarria, Luis Alberto de Cuenca y Luis Antonio de Villena, que amablemente han prestado su apoyo y complicidad desde el principio. El año pasado, La rosa profunda fue presentada en un pub, propiedad de la escritora Lucía Etxebarria, quien además facilitó alojamiento en su propia casa a los amigos encargados de la revista. Desde su génesis, La rosa profunda se fijó el objetivo de aunar en sus páginas tanto a creadores conocidos, de prestigio y larga andadura, como artistas noveles, que se están dando, poco a poco, a conocer. A la hora de seleccionar los textos, el criterio ha sido el de la calidad artística de los trabajos editados. Ya se han publicado escritos de grandes nombres, como los escritores Fernando Arrabal, Luis Alberto de Cuenca, Vicente Gallego, Fernando Savater, Luis Antonio de Villena, y los pintores murcianos Antonio Martínez Mengual, Pedro Serna y Alberto Sevilla. Y nombres menos conocidos pero que exhalan una marcada calidad, como los escritores Martín Cid, Antonio Terrasa Lozano, Raquel Zarazaga, entre otros; las pintoras Eloísa García y María Sivana; el fotógrafo portugués Rogério Oliveira; y el dibujante de cómic Juan José Santiago Martín. El evento en general fue un éxito rotundo, con el aforo completo del bar Ítaca; hubo una ronda de lecturas en la cual el papel de José Manuel Martínez Sánchez fue muy relevante, pues ofreció una lectura de su ya afamado poema Memoria Privada que desde aquí le aplaudimos, por ser uno de esos poemas que logra trascender y tomar forma propia. Es curioso, el sábado me sentí entusiasmado al encontrarme en un ambiente agradable y poético, más cercano también. Recuerdo que hace un par de años, cuando llegué a Albacete y aún no conocía Murcia, se me ofreció una información muy negativa sobre esta ciudad, cada persona me daba una versión distinta de la fealdad y, por ende, de su poca relevancia. Pero yo me resistía a creer a las malas lenguas y un día me escapé a Murcia… Así descubrí que gran parte de esos malos comentarios estaban producidos un poco por la “envidia”, porque Murcia es una buena ciudad, bonita y agradable, sus calles son acogedoras y su gente carismática. Este fin de semana lo he corroborado de nuevo… Hagamos un poquillo de histórica y veamos como Murcia –que fue Reino- es más de lo que algunos creen.  Murcia fue fundada por el emir árabe de Córdoba Abd-Al-Rahman II allá por el año 825. La ciudad se creó cercada –ojo- por una muralla de 15 metros de altura jalonada con 95 torres defensivas, así como 9 puertas que la comunicaban con el exterior. En 1266 (febrero) Jaime I de Aragón entra en la ciudad anexionándola al reino de Castilla y, finalmente, hacia finales de siglo, Murcia pasa a ser no solo reino protegido sino también gobernado por Castilla. Este reino que gana en antigüedad, en nobleza, en estirpe, que supera hoy con creces a muchas otras ciudades que carecen de la mayoría de los ingredientes para ser ciudad –como un buen servicio de transporte público o lugares de ocio variado- da cobijo también a un movimiento cultural importante, cuyo germen son también jóvenes, cosa que la honra. Cualquier escritor que esté en medio de estudiantes y de jóvenes que propenden por el cuidado de las artes y las letras puede deslumbrarse y por ello desear conceder estos favores –que yo he concedido hoy tan pródigamente- a la bella Murcia y a sus tertulias, cafés de charla y sitios divinos. Recuerden, pueden acceder a Internet para ver www.larosaprofunda.com y leer textos de múltiples autores españoles algunos de relevancia nacional e internacional. De momento yo, desde aquí, auguro muchísimos más éxitos cercanos y lejanos para la revista digital La rosa profunda –título borgiano, desde luego- y sus integrantes.

Publicado el lunes 18 de diciembre de 2006 en EL PUEBLO de Albacete (Página 5) 


HISTORIA DE UNA PRÓXIMA LEYENDA

Brokeback Mountain la última y afamada película del director Ang Lee, magno genio del Séptimo Arte que obtuvo EL DESTACADO en los premios que concede la Academia los Annual Academy Award conocidos popularmente como los Oscar, es una magnífica composición visual, elaborada mediante un esfuerzo muy diáfano, capaz de trasmitir una historia entrañable. En verdad, escribir este artículo -al cual he dedicado más tiempo de lo normal y que he dejado en “remojo” varios días, a la espera de obtener más datos o de simplemente interiorizar más mis ideas- me ha costado más de un disgusto. Es un tema inhóspito, espinoso. Ante todo, creo fundamental rescatar la figura de Ang Lee como magnífico narrador, pues los grandes directores de cine son también grandes pintores de imágenes y, a su vez, los pintores -eso lo sabemos bien-, saben narrar historias a través de sus cuadros. Preparo un libro sobre conocidos directores, el cual tal vez reciba pronto como nombre Los poetas del cine, muy en la línea antes definida. Esta vez he dicho poetas, porque en realidad muchos de ellos han superado eso de ser simplemente narradores o pintores remontando en su categoría y acercándose a la poesía pura.

    Brokeback Mountain es la puesta en escena de la poesía bucólica griega, en su más fino y elemental –sí, elemental- retrato, plasmada bajo un esquema trágico, nostálgico y doloroso. Y, como las úlceras en la suave piel, la película ha levantado ampollas sobre todo en los círculos que la han prejuzgado, y en parte con cierta razón, porque hoy impera en la sociedad esa ridiculez de que ser homosexual está de moda o que existe una literatura o un arte homosexual, cosa detestable pues un artista nunca es un hombre o una mujer, un artista (un VERDADERO ARTISTA) renuncia a su género, a su patria, a su condición de persona y se eleva por encima del Genio, del Mundo. Los grandes de la Literatura y la Poesía siempre lo han hecho. Otra cosa muy distinta es que esos personajes creados tengan otros gustos, políticos, sociales, religiosos, y actúen por sí mismos. En fin, hace falta generalizar en este caso y ver que ahora se hace arte para atolondrados, arte de etnias o géneros, arte esquizofrénico y otros más, incluyendo el que ya he referido, y que no son más que consonantes desviaciones del Pensamiento a una simple inclinación. Desde luego, el único error o descuido de la película es tratar tan crudamente el acto sexual en sí y por eso la verdadera historia, pura y entrañable, genera divergencias. El amor griego, muchas veces profesado por hombres tampoco excluía el acto sexual, pero lo reservaba a la intimidad. Los grandes tratados sobre el Amor escritos por Platón, discípulo de Sócrates –El Banquete, y Fedón o de la Belleza son buenos ejemplos- legitiman y ensalzan el Amor, el verdadero amor entre las personas, sin distinción de su sexo, edad o condición sexual. Desde luego, los pervertidos resumirán esa filosofía en adultos fornicando con jovencitos y despreciará el altruismo de lo que fue la Amistad y la filiación griega entre hombres y mujeres.

    Brokeback Mountain es la leyenda de los pastorcitos en la Arcadia, con sus juegos y tertulias, el contacto físico es intrascendente, no nos interesa, lo realmente importante es la cercanía de las almas, el valor de un encuentro intenso entre dos espíritus solitarios. El amor nunca es grosero o repugnante, el amor es y será el único elemento humano realmente valioso (pienso ahora en la película el quinto elemento). Eso que nosotros llamamos Amor, en la Naturaleza se llama Armonía, ¿acaso no es armonía entregar la vida cual Patroclo por su fiel amigo Aquiles? Como ya he dicho, las relaciones sexuales están al margen de toda discusión, se reservan a la intimidad de las gentes, nada hay más sagrado que esa intimidad entre dos individuos. Ni Estado, ni Religión, ni persona natural ha de intervenir entre un asunto privativo, esta cuestión creo que ha quedado suficientemente clarificada. La película es, además, una opción más de contar, como ya lo han hecho grandes escritores, Marguerite Yourcenar, Thomas Mann, André Gide, Yukio Mishima y otros, la historia de un amor trágico, no convencional, tan intenso que supera incluso a esos personajes y contagia a los espectadores. Es una película, que, como grandes libros, hará historia, con sus deslices. Al menos, esta versión del amor bucólico ha cruzado la línea entre la vulgaridad para asentarse muy firmemente en la otra orilla, la que pertenece a la Inmortalidad, como en Egipto, propiamente en el Nilo. Ah, bello río cuya fermosura es tan tranquila como la Amistad, el Amor, la entrega y la renuncia. Ojalá algún día la filosofía griega trascienda los cimientos de esta sociedad estigmatizadora y logre posicionarse como referente moral, equidistancia entre la Razón, el Corazón y la condición humana.