CHARLOTTE RAMPLING
Quien si no el gran y portentoso Charles Dickens, aquel novelista inglés de cabellera alborotada y uno de los escritores más conocidos de la literatura universal, podría imaginar a personajes tan disímiles y aventurados. Dickens combinó en su obra, con eminente maestría, la narración, el humor, el sentimiento trágico y la ironía con una ácida crítica social y a su vez una aguda descripción de gentes y lugares, tanto reales como imaginarios. Y bien que lo hizo en muchas de sus más representativas obras de las que tendremos que destacar la novela David Copperfield escrita entre 1849 y 1850 y Great expectations escrita entre 1860 y 1861, obra esta última de la que nos ocuparemos por su magnífica adaptación al cine de Julian Jarrold. La trama de amor, dinero y distinción se conjuga con una especial atención de los detalles sociales y de la realidad cultural de una época. El sueño del joven Pip (Ioan Gruffudd) es llegar a ser un caballero, pero su destino es ser herrero, hasta que un día un benefactor anónimo se convierte en su protector logrando así hacerle un caballero. Durante toda su vida, Pip permanece enamorado de la joven Estella (Justine Waddell), una mujer que desde niña fue educada por la señorita Havisham (Charlotte Rampling) para no amar a los hombres. Y es esa magnífica actuación de Ramplig la que nos trae hoy hasta aquí. La señorita Havisham, una dama en todos los sentidos, aquejada de una honda pena amorosa y desaterrada del mundo de los vivos hacia el de las hadas anodinas, descubre a aquel pequeño Pip inocente y algo inquieto, temeroso de las circunstancias pero expectante de los designios de éstas. El pequeño Pip es ya héroe crucificado no más cruzar el umbral de la antigua mansión de brujas que sirve de morada a la fantasmagórica señorita Havisham, cuya aureola de belleza se entreteje con un gran enigma aparentemente indescifrable. Las moscas que rodean el ilusorio cadáver de la señorita Havisham, es decir, sus allegados y parientes, que esperan el final de este cuento como hienas sosegadas al acecho y bien preparadas para actuar en el momento del festín, al ver a Pip allí, tan pequeño y débil, tan terriblemente campesino, con sus ojitos semiapagados y sus párpados entenebrecidos, no sólo servirán de perfecta excusa para criticar al mundo y su hipocresía sino también al deber, reinstituyendo, por otro lado, el valor de la necesidad como ingrediente tenaz del destino. Pero en Great expectations encontramos algo más que simple empirismo decadente, en la obra se define un síntoma del momento, se vislumbra la necesidad del amor; podemos decir que en esta novela encontramos la plural definición de azar como elemento inicuo y sorpresivo: la bondad puede estar disfrazada de torpe laxitud y el afecto puede someterse, algunas veces, a crueles designios. En una obra del gran Dickens todo puede suceder, para ejemplo más curioso Los papeles del club Pickwick —traducida al español del francés por Benito Pérez Galdós en 1868 (el autor español no sólo admiraba a Dickens sino que le consideraba como uno de sus maestros) y que representa una sintonía elevada con la literatura más sublime—. Parece que nos alejamos de nuestro cometido, que no es otro que hablar de esa portentosa actriz que da vida a la señorita Havisham, pero nada de eso, hay tanto en el interior de Charlotte Rampling y del personaje como del propio Dickens y su invención. Rampling nació el 5 de febrero de 1945 (según otras informaciones en 1946), en el condado inglés de Cambridgeshire, concretamente en Sturmer. Hija de un coronel británico de la OTAN y de una rica heredera, Rampling es de alguna manera el fiel modelo de una niña adinerada, hija de una época muy disímil y sus gustos la delatan: moda, arte, bohemia, televisión y cine. Educada en Jeanne d'Arc Académie por Jeunes Filles en Versalles y en la exclusiva St. Hilda's school in Bushley de Inglaterra Charlotte Rampling hace gala de una cultura y elegancia excepcional, no solo en sus nobles apariciones en cine y televisión, sino también en la manera de conducirse en la vida cotidiana. En 1955 la familia de Charlotte se muda a Fontainebleau –esta ciudad está situada en el Seine-et-Marne, cerca del río Sena y al sureste de París. El célebre bosque de Fontainebleau, junto al espléndido castillo renacentista, que fue en otros tiempos residencia de los reyes de Francia, crea la atmósfera ideal para Rampling y la señorita Havisham. El castillo está rodeado de zonas ajardinadas muy cuidadas. Recordemos que a principios del siglo XVI, Francisco I de Francia (el gran mecenas) reunió a varios artistas italianos (el más destacado de los cuales era Cellini), conocidos como la escuela de Fontainebleau, para reconstruir y decorar el castillo (construido en su mayor parte en el siglo XIII). Otros reyes y emperadores franceses, como Enrique IV, Luis XIII, Napoleón, Luis XVIII, Luis Felipe y Napoleón III invirtieron también grandes sumas de dinero en la ampliación y reforma del castillo. Éste sirvió como residencia de Cristina, reina de Suecia, tras su abdicación en 1654. Entre los muchos documentos de Estado importantes que se redactaron en Fontainebleau destacan la revocación del Edicto de Nantes en 1685 y el decreto de abdicación que firmó Napoleón en 1814-, y poco después la intrépida muchacha deja el seno familiar y se embarca en una aventura con un grupo de jóvenes músicos. Así pues, la jovencísima y hermosa Charlotte recorre España con tan solo diecisiete años y acompañada por este simpático grupo de jóvenes bohemios. Poco después comenzó a trabajar como modelo y pronto fue famosa en toda Inglaterra como figura de portada de diferentes revistas. En 1964 Trabajó en Londres como chica de revista y debutó en el cine con un pequeño papel en The Knack, también en televisión en la cadena BBC de Londres. Durante 1965 interpreta pequeños papeles cinematográficos (entre otros Rotten to the Core, 1965, de John Boulting). Su salto a la fama internacional se lo debe al famoso director de cine italiano Luchino Visconti, quien en 1969 le ofreció uno de los papeles protagonistas del drama La caída de los dioses. En 1974 Charlotte Rampling causó sensación en toda Europa por su interpretación en Portero de noche (1974), de Liliana Cavani; la película provocó un gran escándalo ya que retrataba la relación amorosa de índole sadomasoquista entre un médico de un campo de concentración y su víctima. Rampling ha interpretado con frecuencia papeles de vampiresa, mujeres generalmente misteriosas y seductoras, y de alguna manera ese rol circunstancial ha propiciado opiniones sobre su carrera que no siempre le han sido del todo favorables. En los años siguientes apareció, entre otras, en la película policiaca Adiós muñeca (1975, de Dick Richards, adaptación de la novela del mismo nombre de Raymond Chandler), en Orca, la ballena asesina (1977, de Michael Anderson) y en la película de Woody Allen Recuerdos (1980). A partir de la década de 1980 distanció sus apariciones en pantalla, rodando, por ejemplo, Triste belleza (1985, de Joy Fleury), Max, mi amor (1986, de Nagisa Oshima), El corazón del ángel (1987, Alan Parker), Paris by Night (1989, de David Hare), Acoso a la intimidad (1996, de Anthony Hickox), Bajo la arena (2000, de François Ozon) y Besen a quien quieran (2002, de Michel Blanc). En 1972 la bella Charlotte contrae nupcias con Bryan Southcombe de quien se divorció en 1976 y tuvo un hijo, Bernabé.
En 1978 vuelve a casarse, esta vez con Jean-Michel Jarre con quién tuvo a David. Una nutrida agenda, llena de compromisos de elevada importancia y de demostrado glamour, hacen de Charlotte no solo una diva del cine sino también una atareada estrella comprometida con diversidad de asuntos, que no pocas veces se ha visto en medio del huracán, arrastrada por la barahúnda de intereses comerciales y publicitarios que atañen al mundo de la fama. El 16 de septiembre de 1999, por ejemplo, Charlotte Rampling arremete contra la asociación DF Presse, editora de la revista Vois ça, por haber atentado contra su vida privada y su derecho a la imagen, publicando sin su autorización, cinco fotografías en las que aparece desnuda, dando un contexto que calificó de pornográfico. Pese a todo ello, Rampling es presidenta del Jurado en el Festival de Cine de Deauville ese mismo año 1999 y en la Muestra de Venecia Diversos del año 2000. Del 22 al 28 de noviembre de 2001, Charlotte Rampling presidió también el jurado del muy prestigioso Festival Jules Verne. El 24 febrero de ese mismo año, con 55 años de edad, recibe un Cesar de honor, durante la entrega de premios número 26 a lo mejor del cine Francés. Acababa de grabar Embrassez qui vous voulez de Michel Blanc. Pero uno de los mayores reconocimientos que se le han prodigado es el año 2002, cuando es nombrada Caballero de la Legión de Honor por el ministro francés de Relaciones Exteriores, Dominique de Villepin. La quincuagésima sexta edición de festival de Cannes, también cuenta con la presencia de nuestra heroína, por la película de François Ozon Swimming pool (La alberca) en la que interpreta el papel protagónico. Año 2003, nuestra protagonista no desaparece, por el contrario, parece renovada y más activa pues participó en la venta de fotografías de las estrellas, evento apadrinado por Sophie Marceau, que tuvo lugar el 16 de junio en París, un evento organizado por Reporters sans frontièr. Al siguiente año repite esta participación en defensa de la libertad de prensa que da apoyo financiero a las familias de los 29 reporteros que están en prisión en Cuba. Pero ninguna biografía sobre Charlotte Rampling estaría completa sin dedicar parte de ella a hablar de sus seres más queridos, entre los que no pueden faltar sus hijos por quienes demuestra públicamente el amor y orgullo de cualquier madre. Empecemos con Barnaby (Bernabé) Southcombe, que vio por primera vez la luz en 1973, resultado del matrimonio entre Rampling y Brian Southcombe. Barnaby, director de cine y televisión, ha participado en numerosos festivales en todo el mundo. Actualmente reside en Inglaterra, pero cada vez que se lo permite asiste a los eventos de Jean Michel Jarre, el compositor.
Emilie Jarre es hija del matrimonio de Jean Michel Jarre con Flore Guillard (se casaron el 20 de enero de 1975). Ella nació ese mismo año, pero luego de la separación de sus padres se fue a vivir con Jean Michel Jarre y su nueva esposa, la bellísima Charlotte que la ama como a una hija natural. Emilie ha participado en diferentes eventos con Jarre, en especial en el evento Jarre@Apple.Expo de 1998, donde realizó una performance en el escenario. Además ha estado presente en sus más recientes conciertos, como Twelve Dreams of The Sun y Akropolis. David Jarre es el único hijo biológico del matrimonio entre Charlotte y Jean Michel Jarre. Nació en 1978 y, desde muy pequeño, se sintió atraído por el mundo de la magia y el ilusionismo. David tuvo esta revelación a la edad de 13 años después de un encuentro con el mago Vadini. Permaneció en contacto con él y se ejerció a esta disciplina 5 horas al día durante 4 años. Se acuerda que durante este tiempo sus padres habían instaurado una ley que prohibía la televisión en semana. Una vez terminados los deberes de escuela, era necesario pues encontrar un medio de divertirse otro que sentarse delante de la TV. Desde entonces, David se convirtió en un as de la ilusión. El joven ilusionista es invitado frecuente en diversos espectáculos en toda Europa y Estados Unidos. En materia musical, David participó en el disco Rendez-Vous y en el concierto en Bruselas de la gira Europe in Concert sorprendió a su padre en el día de su cumpleaños. También tiene una idea bastante clara respecto a los proyectos de Jean Michel: "Critico a menudo los proyectos de mi padre o las ideas que tiene en preparación de conciertos, o incluso sobre sus álbumes porque lo veo en reuniones, y todo el mundo le dice: "es espléndido lo que hace, esta idea es buena". Como lo conozco, sé cómo funciona a nivel artístico. Sé que las críticas que le digo le son pertinentes. Y a él eso le gusta", indica en unas declaraciones el joven mago con tremendo orgullo de hijo.
Pero vamos a hablar también de los maridos de Charlotte Rampling cuya vida y obra no dejan de llamar la atención, especialmente la de Jean Michel Jarre hijo del famoso Maurice Jarre, compositor de música de cine y de France Pejot una miembro de la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial, Maurice Jarre obtiene fama mundial sobre todo por la composición de la música de las películas Doctor Zhivago (Docteur Jivago) y Lawrence de Arabia (Lawrence d'Arabie) Ghost y El Club de los Poetas Muertos. Jean vio por primera vez la luz el 24 de octubre de 1948 en la monumental ciudad de Lyon, en Rhône (Francia). No podemos mencionar esta ciudad sin hacer un alto y dedicarle unas líneas, que bien las merece. En ella destacan dos anfiteatros romanos, un catedral (construida entre los siglos XII y XIV), las estrechas callejuelas y edificios renacentistas del casco histórico. En Lyon está la Bolsa más antigua de Francia, así como varios famosos restaurantes. Se fundó como colonia romana con el nombre de Lugdunum en el año 43 a.C., y hacia el siglo II d.C. era la mayor ciudad de la Galia. En 1307, la Corona francesa se anexionó la ciudad, y más tarde, en el siglo XIV, se convirtió en un centro comercial famoso por su industria de la seda. Durante la II Guerra Mundial, durante la ocupación alemana de la nación, Lyon fue uno de los principales centros de la Resistencia francesa. Y no en vano este Jean Michel es hijo precisamente de una miembro de la resistencia francesa, France Pejot. A la edad de cinco años comenzó el pequeño Jean sus primeras clases de piano, y junto a su madre frecuentaba el club de jazz más popular de París, Le Chat qui Pêche, donde conoció al destacado trompetista Chet Baker. En 1953 Maurice Jarre deja el domicilio familiar y se marcha a los Estados Unidos. Pero el hijo pronto seguiría el genio del padre y se haría un nombre propio.
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